Semanario REGION®

Del 26 de mayo al 1 de junio de 2017 - Año 27 - Nº 1.272 - INPI 1983083

Conociendo la obra “Portezuelo del Viento”

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Imagen ilustrativa de como sería el tamaño del dique sobre el río Grande, principal afluente del río Colorado.

El ingeniero hidráulico Víctor Porrino explicó, durante la 2da jornada técnico informativa realizada en la localidad pampeana de 25 de Mayo, pormenorizados detalles del Proyecto Hidroeléctrico “Portezuelo del Viento”, obra que podría afectar en forma directa al río Colorado, que hace de límite entre las provincias de Mendoza y Neuquén, y luego entre La Pampa y Río Negro, para desembocar en la provincia de Buenos Aires.
Este informe ya lo publicamos en la edición del suplemento color de REGION® Revista “Producir” de mayo y ahora lo hacemos nuevamente, con el objetivo de que más lectores comprendan el alcance y las consecuencias que podría tener esta obra.

“La obra, de construirse, resultará en un cierre para generar el embalse y central hidroeléctrica que se construirá sobre el río Grande, en el sur de la provincia de Mendoza, Argentina.
El río Grande es el principal afluente del río Colorado, nace en el sudoeste de la provincia de Mendoza, cerca del límite con Chile, en plena cordillera de los Andes, y recoge el agua de varios afluentes importantes a lo largo de sus 127 km de recorrido. De su confluencia con el río Barrancas se forma el río Colorado, que hace de límite entre las provincias de Mendoza y Neuquén, y luego entre La Pampa y Río Negro, para desembocar en la provincia de Buenos Aires. A lo largo de todo su curso, el Colorado atraviesa regiones de estepa semidesértica, por lo que es un recurso muy valioso para todos los territorios que limitan con él. Por consiguiente, el aprovechamiento hídrico de ese río y de sus afluentes debe ser consensuado entre todas las provincias implicadas, consultando sus intereses.

La cuenca superior del río Grande está formada por una serie de valles de gran altura, rodeados de altas cumbres, en los que se registran precipitaciones nivales significativas; muy superiores a las zonas medias y bajas de la provincia de Mendoza. El desnivel que recorre el río y su ventajoso recorrido a través de estrechas gargantas lo hacen especialmente ventajoso para la construcción de represas. Los primeros estudios para una presa en Portezuelo del Viento, una garganta especialmente apta para ese proyecto, datan del año 1950, pero quedaron en nada tras el derrocamiento del presidente Perón.

En 1968 se hicieron estudios sobre la posible utilización de aguas del río Grande para riego, lo que reactivó el interés por la zona; un contrato de 1972 con la empresa Harza permitió extender esos estudios hidroeléctricos y de riego. Tras varios años de suspensión total de los estudios, la empresa estatal Agua y Energía Eléctrica realizó en 1989 un informe completo de los proyectos para el río Grande, que incluía un complejo de cinco embalses, con lo cual se produciría mucha más electricidad con menores costos; de todos modos, quienes actualmente plantean la construcción de estas centrales proponen como prioridad absoluta el proyecto de Cuesta del Viento, que debería construirse dimensionado como para formar parte del proyecto común, o bien como represa aislada. En 1993, el gobierno mendocino sancionó la ley provincial N° 6.064, que declaraba la obra Portezuelo del Viento de interés provincial. En enero de 2011 se inició la licitación del proyecto definitivo, que originalmente preveía su inauguración en 2015, con una presa de embalse de 178 m de altura, una potencia instalada de 210 MW y una generación media anual de 887 GWh/año, equivalente al 25% de lo que hoy se consume en todo Mendoza.

El proyecto Portezuelo del Viento (casi igual a cuatro diques Potrerillos), también prevé otro mega proyecto de ingeniería que aún no sale de eso: el TRASVASE del río Grande al Atuel. Una obra faraónica que, si alguna vez se hace, cambiará para siempre la historia económica de los departamentos del sur mendocino, permitiendo extender no sólo en aproximadamente 60.000 hectáreas la superficie cultivable de San Rafael, de General Alvear y de Malargüe, sinó también aumentar el caudal turbinado por el complejo hidroeléctrico El Nihuil, aumentando su producción de energía eléctrica. Un acuerdo firmado entre las provincias afectadas autorizó el trasvase de entre 24 y 34 m³/s hacia el río Atuel, pero no desde Portezuelo del Viento, sino desde otro embalse u otra ubicación para Portezuelo, en proximidades de Bardas Blancas.
Pensada desde principios del siglo XX, la presa, en principio, se levantará en una zona conocida como Cajón Grande -en la zona del paso Pehuenche- y tendrá una capacidad que rondaría los 1.941 hectómetros cúbicos en una superficie que abracaría unas 3.788 hectáreas. Desde la generalidad y punto de vista técnico el Proyecto parece impecable y sobre todo si sus estudios se iniciaron y desarrollaron en la Gran empresa estatal AYE (Agua y Energía Eléctrica Sociedad del Estado), que fuera orgullo por la excelencia técnica demostrada. Sin embargo ¿cómo afectarán? dichos mega proyectos, la calidad y cantidad de agua, los distintos usos y a los usuarios que se encuentran Aguas Abajo, resultando un tema para darse el espacio de discusión necesaria que disipe las preocupaciones, sobre todo a los habitantes de 25 de Mayo y su área de desarrollo agro alimentario e industrial, usos de agua para consumo, recreativo y demás.

Portezuelo del Viento en manos de Mendoza ¿Compromete el futuro de nuestra región?
Por otro lado, es improcedente la muletilla (muy usada), principalmente por los vecinos de aguas arriba señalando que los pampeanos no lograron todavía, el aprovechamiento del potencial del cupo de agua del Río Colorado que nos corresponde, sin embargo, esos vecinos virtuosos se olvidan de su propia historia, la misma en casi todos los valles en Argentina.
Ninguno escapó a la pérdida de tiempo por errores, malas prácticas e indecisiones, mucho antes que La Pampa iniciara su proceso de aprovechamiento hídrico por ser la Provincia más joven de las cinco condóminas, incluso llevándoles tiempo interpretar al “da Vinci” de la Hidráulica el Ingeniero Hidráulico César Cipolletti, con quien contaron como consejero en los orígenes de la irrigación de Mendoza (1889), por lo que no solo no sirve como argumento técnico, sino que los empobrece como ciudadanos alejándolos también de la solidaridad en un país que todavía intenta ser federal”.