El destino turístico reconocido mundialmente como una «maravilla» universal, es un producto compartido entre Argentina y Brasil, ya que precisamente el curso de agua que lo origina, es divisorio de límites nacionales.
En ambos paises entonces, se realizan guiadas y excursiones con un objetivo común, pero con características particulares que analizaremos en esta nota.
Como complemento, varios sitios cercanos de interés se suman a la propuesta.
El clima cálido hace que todo el año sea propicia una visita -aunque en pleno verano puede haber temperaturas excesivamente altas y no recomendables-, pero sin duda la época de primavera desde septiembre hasta los primeros días de diciembre, es ideal, con precios convenientes, clima muy favorable y una vegetación que se muestra en todo su esplendor, dándole marco y colorido a un escenario que cautiva a grandes y chicos.

El paseo del lado argentino es más largo pero menos cansador, sin escaleras.

Sea que vaya en bus o en avión, los paquetes clásicos incluirán como mínimo, la visita a Cataratas «lado argentino» y «lado brasilero», dos paseos imperdibles en torno a las costas del Río Iguazú, donde está prohibido olvidarse la cámara de fotos.

Cataratas lado brasilero
De los dos paseos es el más corto (medio día) pero muy bonito, porque en verdad, el mayor atractivo está «mirando» la costa de enfrente, razón por la cual en este paseo, el escenario lo pone Argentina y las butacas, Brasil.
Todo comienza en el acceso al parque nacional carioca, que está muy bien conservado. Tras pagar una tasa de ingreso Mercosur bonificada en15 reales (presentando documento argentino con foto), se accede al transporte del parque, en micros doble piso, pasando por 3 estaciones en las que uno podría bajarse a gusto y volver a subir cuantas veces quiera si decide abandonar el grupo.
Los micros van hasta el ingreso al sendero que conduce a la «Garganta del Diablo», el mirador más imponente, donde se llega tras una caminata de 650 metros (una hora y media), con muchos escalones pero de escasa dificultad, de los que uno se olvida fácilmente porque el recorrido es maravilloso, por la vegetación y el agua en una combinación ideal, donde en cada uno de los muchos miradores del recorrido, parece haber una foto mejor que otra.
La llegada a la estación final, nos sorprende con la escena majestuosa del salto mayor, pero aún hay una sorpresa más: un ascensor que nos llevará al sector más alto, donde se aprecia la gran «garganta». Desde allí, la vuelta es nuevamente en micro hasta el acceso de visitantes.

El paseo del lado brasilero muestra la belleza de las Cataratas Argentinas.

Cataratas lado argentino
Es un paseo más extenso (de la mañana hasta media tarde), de gran aventura y diversidad, muy entretenido y sin escaleras. El ingreso al parque, presentando documento argentino, cuesta $ 20 y el transporte interno incluido es un tren ecológico. Las guiadas generalmente hacen un primer tramo corto a pie (15 a 20 minutos) para apreciar fauna y flora de la selva subtropical, hasta la Estación Cataratas, donde se aborda el trencito hasta la Estación Garganta, donde inicia el paseo «Garganta del Diablo», de unos 1.200 metros sin ninguna dificultad más que la distancia (hay que ir y volver caminando), que nos llevará unas 2 horas. Se atraviesa por pasarelas metálicas el Río Iguazú Superior y es normal cruzarse con tortugas, pequeñas lagartijas y aves de todo tipo.
La llegada al mirador corta la respiración, el viento se arremolina, nos moja la nube de agua que sube como en una chimenea, poniendo al descubierto una fábrica de arco iris que trabaja todo el año. Sorprendentemente, vemos a un ave negra -el vencejo- volar hacia la cascada de agua y atravesarla para perderse detrás.
La nueva sorpresa es verlo salir de entre el agua, el guía explica que está alimentando a sus pichones en el nido, oculto entre el acantilado y la catarata. Al regreso nos queda todavía el Circuito Superior y el Circuito Inferior...

Opciones extra Brasil
Parque das Aves: está frente al ingreso al Parque do Iguaçu, en Brasil (pagar con pesos argentinos es lo más conveniente: $ 18), una incomparable reserva -la más grande de latinoamérica-, donde uno ingresa a jaulas inmensas e interactúa con tucanes confianzudos y atrevidos papagayos multicolores. Un recinto de colibríes y mariposas libando flores de hermoso colorido se destaca entre la gran variedad.
Vuelo en helicóptero: también frente al ingreso al Parque do Iguaçu, una empresa privada ofrece sobrevuelos espectaculares de 15 minutos sobre las Cataratas, con un mínimo de 3 personas a 100 dólares cada una.
Represa Itaipú: la generadora eléctrica más grande del mundo, una obra impresionante. Visita de una hora y media de duración (turistas pagan 30 reales), apta para mayores de 14 años.

Colibrí libando flores en el «Parque das Aves», una visita imperdible.

Opciones extra Argentina
La Gran Aventura: recorrido de 8 kms en 4x4 y posterior embarque en lancha bimotor navegando el Río Iguazú hasta las cascadas del cañón Garganta del Diablo. Es de 1 hora de duración con dificultad media y mojadura asegurada. Del lado argentino es más barato: $ 150 por persona.
Hay otra versión reducida, la «Aventura Náutica» en $ 75 y un «Paseo Ecológico» en gomón, muy tranqui, en $ 35.
Hito tres fronteras: es un mirador ubicado en la ciudad misionera de Puerto Iguazú, donde se aprecian las tres fronteras de Argentina, Brasil y Paraguay, en la intersección del Río Paraná con el Iguazú. Lugar ideal para visitar un orquidiario y hacer compras económicas de regalitos.
Ciudad del Este: excursión a Paraguay para hacer compras de electrónicos y cámaras especialmente (30% menos). Por seguridad, lo mejor es ir con un tour guiado por una empresa legal.
La Aripuca: un lugar para descubrir a los gigantes de la selva misionera, único atractivo turístico en su género. Podrá gustar helado de yerba mate y adquirir artesanías guaraníes.
Minas de Wanda: A 40 km de Puerto Iguazú, visita guiada sin dificultad a una mina de piedras preciosas, con geodas incrustadas en la roca. Una experiencia muy valorable con la posibilidad de comprar todo tipo de piedras preciosas y semipreciosas.
Ruinas de San Ignacio Miní: a 60 km de Puerto Iguazú,visita a la famosa reducción jesuita construida por aborígenes guaraníes hace 400 años, con su espectacular iglesia y urbanización.